viernes, 23 de diciembre de 2011

"Pajea a tu padre"

Enero en la ciudad. Calor interminable. La tarde de ese día, que creo que era domingo, se hacía larga y monótona. Yo estaba en el departamento de mi padre (está divorciado de mi madre), aburriéndome como una ostra en el living, viendo la escasa vida veraniega pasar por la ventana. Él dormía profundamente la siesta en su cuarto, como todos los domingos. Todo era rutinario.
De pronto, lo oigo toser, bastante abundantemente. Harto de no hacer nada, voy corriendo a su habitación para ver si estaba bien. Me sonríe, deja de toser un poco, y me invita a pasar. Lo hago. La habitación estaba en penumbras, con las persianas bajas; solo un poco de sol se filtraba. Él estaba acostado boca arriba, totalmente desnudo (como siempre que dormía), destapado por el calor. Me hace una seña con la mano para que me siente a su lado, cosa que hice en seguida.
-¿Cómo estás, todo bien?- me pregunta.
-Sí, acá, bastante aburrido.
-Sí, no hay nada que hacer. Es un embole esto- dice, mirando perdidamente a la ventana. Suspira profundamente, yo miro el suelo.
Se hace un momento de silencio.
-Hijo, yo, este... vos sabés que hace mucho tiempo que no estoy con nadie, no?- me pregunta.
-Aha- le respondí aburrido. No me interesaba escuchar los lamentos de su vida amorosa.
- Y vos sabés que, bueno, un hombre, como vos, y yo, necesita algo de acción. Si no, se te pasa la vida, y no hiciste nada-
-Claro- respondo yo, aburrido. Ya imaginaba que esto era un prólogo para decirme que había conocido a una nueva mujer (otra más...), y que quería presentarmela; seguramente, otra loca desquiciada que no le llegaría a los talones a mi madre. La perspectiva no parecía interesante.
-Claro, yo, si fuera como vos... digo, si me gustara lo mismo que vos... por ahí, no estaría tan solo, no sé.... ¿vos qué pensás?-
Alcé una ceja con fastidio: mi padre sabía ya hace rato de mi homosexualidad. La idea no le agradaba mucho, pero había tenido que aceptarla. Lo que me molestaba en este momento era que correlacionara inmediatamente homosexualidad con promiscuidad, como si yo no estuviera pasando también un momento de soledad.
-Pienso que no tiene nada que ver una cosa con la otra- le dije, cortante.
-No, claro... bueno, este...- parecía querer disculparse- seguro. Depende, ehm... yo...
-¿Sí, papá?- le pregunté, amagando con irme. Ya me había puesto de mal humor.
-No, yo.. yo te quería pedir... un favor. Ehm, sí, un favor..., eso.
-¿Qué favor?- la curiosidad se estaba mezclando con el malhumor.
-Ehm... yo no sé cuáles son tus gustos, ni tu experiencia con otros hombres...
-Lógico, nunca quisiste saber- le reproché acremente.
-Sí, es que tampoco da que sepa eso. -pareció enojarse y querer imponer su poca autoridad- Pero bueno, en este caso...-noté que volvía a una posición extrañamente suplicante.
-¿Qué tiene este caso?
-Y, este caso es... no sé... Hijo, yo te quería pedir... bah, proponer, o pedir... ¿no me harías una paja?

Lo siguiente que recuerdo, en el estado de shock en que quedé, fue que abrí desmesuradamente los ojos. No podía creer lo que había escuchado. A esta altura, queridos lectores, se habrán dado cuenta que la relación con mi padre no era muy buena.  Por otra parte, yo casi no tenía experiencia sexual. Desde ese punto de vista, poder probar a tener una experiencia, y mejorar así la difícil relación con mi padre, la oferta (o pedido) parecía más tentadora. Pero no: había reglas. Lo que me estaba proponiendo estaba mal. Era incesto. No correspondía. Era una aberración. Que se buscara una mina, ¿por qué yo? Además, siempre había renegado de mi homosexualidad, ¿y ahora pretendía servirse de ella? No, señor, esto no estaba nada bien.
Todas esas cosas me pasaron por la cabeza en un segundo.

-¿Y qué decís?- me preguntó. Volví a la realidad. Su pija ya estaba dura, y parada. Era relativamente corta, pero ancha. Nunca sacaré esa imagen de mi cabeza. Si hubiera sido la de otro hombre, tal vez...
-Que no. Es una locura. Estás mal de la cabeza. Conseguite una mina.
-No tengo una mina, hijo... si no, ¿por qué pensás que te lo pido?.
-No me interesa. ¡No soy tu puta!- le grité. Miró asustado a la ventana. Era improbable que los vecinos hubiesen escuchado. Decidí calmarme.
-No se trata de ser puta, sino de hacerle un favor a tu padre. Es eso nada más, un favor que te pido. Son diez minutos. Necesito sentir otra mano, otra persona, no alcanzo yo mismo. Y a vos, no te cuesta nada. Es más, es algo que te debe gustar hacer.
-¿Y vos cómo sabés si me gusta?- le respondí enojado.
-Hijo, ¿me vas a decir que te gustan los hombres, y que no te gusta tocar una pija?
Me callé: de una forma odiosa, pero tenía razón. Era poco creíble que no me gustara.
-Además, capaz podés experimentar -insistió- Pensalo, a vos te conviene. Podés tener más experiencia, y me hacés un favor a mí.
Pensé que mi padre era un excelente argumentador. Sonreí: esto se estaba saliendo de madre, mi papá me pedía contra toda lógica que lo masturbara, y yo analizaba sus argumentaciones. Algo tenía que responder, la oferta venía en firme.
-No. Lo siento, pero no. No está bien - dije.
-OK. Una lástima-dijo él, mirando al suelo con tristeza.

Las horas pasaron, y se hizo de noche. Me fui a bañar. En plena ducha, oigo abrirse la puerta. Al segundo casi, se corre la cortina y aparece mi padre detrás, totalmente desnudo y erecto.
-¿Que querés?- le pregunté de mal modo.
- Ya sabés. Que me pajees. No puede costarte tanto. Por favor- dijo, en un tono que me sonó a desesperación.
- No puede ser, ya te dije. Acabala con eso. No puede ser. Basta.
-Sabés que puede ser. A vos te gusta, y yo lo necesito.
-Conseguite una mina, que te va a gustar más que yo.
- No hay mina, cómo te lo tengo que decir. Necesito que seas vos. No es tan difícil.
-Sí, es tan difícil. Es imposible. No está bien. Es tabú.
-¿Y qué importa el tabú? ¿A quién le importa el tabú? ¿Quién se va enterar? Es entre vos y yo, una gauchada que me hacés, un favor. Es prestar una mano. ¿Te pensás que el resto no lo hace? - preguntó con desesperación.
-Ah, ¿sí? ¿Conocés alguien más que lo hace?- pregunté con sorna.
- Hijo, dale. Basta ya, no doy más. Ponete en mi lugar, por favor. Yo te quiero, no te quiero hacer mal. Es solamente una pajita, son unos minutos. Hacelo por papá.
-No, papá, no está bien...
- Hijo... - dijo, y me agarró el brazo. Comenzó a llevar mi mano hacia su pubis, donde aguardaba, impaciente, su pija. Empecé a forcejear, tratando de retirarla. El tironeo duró un minuto, hasta que me soltó.
-¡Sos un egoísta!- me dijo enfurecido, y se fue dando un portazo. Yo volví a sentir el agua que me caía por el cuerpo.

Dos horas más tarde, estábamos comiendo la cena. Había un silencio muy tenso.
- ¿Te gusta la ensalada?- me preguntó.
- Sí, ¿qué le pusiste? - le pregunté con desgano.
- Pija, eso le puse - respondió, con sarcasmo y tono de reproche.
Me quedé mirándolo de mal modo. ¿Se podía ser tan insistente?
- ¿Qué me mirás? -me preguntó- Estoy caliente, te pido un favor y no me ayudás.
- OK, como vos digas - dije con rabia, me levanté de la mesa, y me fui a mi pieza dando un portazo.

La noche fue eterna. Al calor agobiante se le sumaba cierta calentura que me generaba la situación. Mi padre era prácticamente el primer hombre que había visto desnudo y erecto. Y me estaba haciendo una propuesta. Yo me negaba por una cuestión de principios, de cultura: no estaba bien lo que estaba pasando. No era  normal. ¿Pero quién define lo normal? ¿No era normal también estar caliente, y en vez de salir a gastar plata y tiempo, resolverlo en casa? ¿No era más fácil, más cómodo, más seguro, más natural? Me quedé dormido sin llegar a tomar una decisión. La pelota estaba de mi lado.

Me desperté tarde, acalorado, mareado, confuso. Salí al living, no había nadie en la casa. Me preparé un almuerzo rápido, y volví a la habitación. Estaba descansando cuando oigo que vuelve mi padre. ¿A dónde habría ido?
Los pasos se dirigen a mi habitación; toca la puerta y abre.
-Hijo, ¿podemos hablar, por favor?
-Está bien. Decime.
-¿Venís a mi pieza?- preguntó con una sonrisa infantil. Seguía con su loca idea en mente.
Tardé en incorporarme y ir a su pieza. El corazón me latía a mil. Abro la puerta y lo encuentro igual que el día anterior, acostado boca arriba, desnudo y erecto. Me sonrió.
- ¿Sí?- le pregunté. Vaya una pregunta estúpida.
- Ya sabés lo que quiero. Es simple, vos sabés... es una tocadita, un roce de nada.
- No sé, papá, yo...
- Sí, sabés, hijo. Los dos tenemos ganas. Yo estoy que exploto. Te prometo que no le cuento a nadie. Es nuestro secreto. Dale, sé bueno, es una paja nomás...
-  Pero...
- ¿Pero qué? Dale, no cuesta nada... por favor. Mejoremos nuestra relación. Hacelo por mí, sé bueno.
Dudé, miré al piso. Me invadió la sensación de no tener muchas opciones. Sentí que se me aflojaba el cuerpo, que algo se iba para siempre.
- Está bien- dije en voz baja y sin mirarlo a la cara.
- ¡Bárbaro! - dijo riéndose como un chico. - Vení, sentate a mi lado.  ¿Querés sacarte la ropa, así estás más fresco? - Siempre hacía la misma pregunta. Qué distinto sonó esta vez.
Asentí, total... me saqué la remera, me bajé el short y el calzoncillo, y me quedé desnudo. Noté que se me estaba parando. Era lógico, después de todo. Mi padre se hizo a un lado, yo me senté en el espacio que me dejó. Me miró fijo a los ojos.
- ¿Querés que nos besemos? - me preguntó. Asentí. Se incorporó de pronto, nuestras bocas se juntaron. Nos besamos apasionadamente, él penetraba mi boca con su lengua, ardiente de deseo. Nos abrazamos como posesos, durante unos minutos, hasta que él, definitivamente, ya no pudo aguantar más.
- Dale, hijo, pajeame. No doy mas, te juro- suplicó, volviendo a acostarse. Lo miré. Él me agarró el brazo, y me llevó la mano por su pecho, haciéndose acariciar las tetillas, para bajar a su panza con algunos kilos de más. Me soltó la mano.
- Empezá, por favor - me pidió.
Yo tomé aire, estaba por dar un paso gigantesco en mi vida. Sin animarme a mirar mucho, toqué con los dedos su pija corta y ancha, la separé del pubis, y la rodée finalmente. Mi padre gimió de placer.
Empecé con cautela a subir y bajar la mano, despacio. Llevaba la piel hacia abajo, descubriendo la cabeza redonda y gruesa. Mi padre gemía como un poseso.
- Ohhhh, hijo, ayyyy, síiiiii, más, dale, pajeame.... te quiero, hijo, te quiero. Gracias. Gracias. Gracias. Sos el mejor hijo del mundo. Sí, pajeame, pajea a tu padre, ah, dale, haceme la paja, más y más. Dale que te gusta, sí, por favor, no pares. Dame placer, sí, dame. Demostrale a tu papá cuanto lo querés, sí.
Yo seguía. Yo mismo estaba con la pija erecta, pero no pensé en tocármela. Era su momento, sentía como si le estuviera haciendo un homenaje. Su placer era el mío.
- Más, Más mássss, por favor, no pares, seguí con todo. Dale, dale. Ahhh, ahhh, ahhh, así así, sí sí sí, dale, ayy, ayyyy, ayyyy... ahhh...
Noté que estaba por acabar, loco de placer y calentura. Mi trabajo ya estaba hecho.
- Ahhh, ahhh, ahhh... hmmmmmm- y su pene explotó en chorros de semen caliente, que se esparcieron por mi mano y finalmente por su pubis, entrepierna y barriga. Aprecié que era una buena cantidad, nada despreciable por ser un hombre de 47 años.
- Uf, -dijimos recostándonos lado a lado en la cama. Recuperamos el aliento, el ventilador se movía agitando aire caliente.
- Ya está -me dijo- Gracias, hijo. Fue hermoso. Muy buen gesto de tu parte. ¿Viste que no costaba nada?
- Costaba romper con todo- le dije- A mí también me gustó. Pero... terminaste bastante rápido...
- Porque no daba más. Me hubiera gustado durar más. Igual, si decís que terminé rápido, es porque te quedaste con ganas de más. Podemos repetir.
- Pero no, porque...
- ¿Porque qué? Ya está, ya lo hiciste una vez. No hay vuelta atrás. Ahora que no te dé culpa. No se puede retroceder... y además, nos gustó, y eso está bien.
Nuevamente, tenía razón. El límite ya había sido cruzado. Ahora había que seguir.
- ¿Y vos también me vas a hacer favores?- le pregunté astutamente.
Se quedó sorprendido; no esperaba reciprocidad.
- No sé, hijo, yo... yo nunca...
- Papá, vos también cruzaste el límite. Desde el momento que me besaste, que te dejaste pajear por tu hijo varón, sos tan puto e incestuoso como yo. Terminaste, significa que te gustó. Ese semen también te ata a esto. Que te guste más que te atiendan a vos, es otra cosa, pero sos tan puto como yo.
- Está bien... - se quedó pensativo-. Tenés razón. Cuando no des más, te lo voy a hacer. Pero yo no voy a poder vivir más sin que me pajees.
Nos miramos, nos besamos, y nos abrazamos bajo las sábanas. Empezaba una nueva etapa en nuestra relación.





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sábado, 5 de marzo de 2011

Kevin y su padre

Hola, soy Jorge nuevamente. Voy a contar cómo fue mi primera fantasía al masturbarme, que, por supuesto, es enterita sobre incesto entre padre e hijo. Espero que la disfruten y comenten.

Cuando yo iba al colegio, era bastante frecuente que con mis compañeros nos invitáramos a pasar una noche en la casa del otro. Lo más común es que fuéramos en grupos: unos 5 ó 6 íbamos a la casa de uno, que invitaba y cuyos padres nos daban de comer. Pero también acostumbrábamos a ir de a uno: un amigo te invitaba a vos solo a su casa, ibas, veías una peli, boludeabas un rato, y te quedabas a dormir. Era una buena forma de socializar.
Una tarde, me invita a su casa un compañero, Kevin. A decir verdad, no tenía súper buena relación con él, ya que teníamos intereses bastante distintos y nos juntábamos con gente diferente. Sin embargo, por lo que dije antes, tampoco era tan raro que me invitara, así que acepte con mucho gusto. La propuesta era caer tipo 8 de la noche; pedir una pizza, ver un par de películas, hablar de tonteras y después irse a dormir; al otro día era sábado, así que no había que despertarse temprano. Casi automáticamente, le pregunté la dirección de la casa: me la da, y aclara "es a la casa de mi papá". Era importante la aclaración: los padres de Kevin estaban separados hacía ya un tiempo; la madre tenía otro novio con el que solía aparecer en la escuela, y el padre caía también bastante seguido con otras mujeres, aunque ninguna estable.
Poco antes de las siete, me bañé, separé un poco de plata, salí a la calle y me tomé el colectivo hasta la casa del papá de Kevin. Era un departamento de muy buen gusto, amplio, muy bien amoblado, en una zona residencial de la ciudad. Daba gusto estar allí. Cuando llegué, ambos me recibieron muy bien; hablamos un poco de bueyes perdidos, pedimos dos pizzas que comimos entre los tres, y después el papá se fue a dormir.... o al menos eso creía yo. Kevin y yo nos quedamos viendo una película, obviamente de terror. Cuando terminamos, bastante asustados, aunque sin querer reconocerlo, nos fuimos a dormir a su pieza: allí había dos camas, así que no tuvimos problema en acomodarnos. Rápidamente, me quedé dormido; serían las dos de la mañana, más o menos.
Lo siguiente que recuerdo fue que me desperté bastante bruscamente; instintivamente miré a la ventana: todavía era noche cerrada. ¿Qué estaba pasando? No había llegado a pensar nada cuando siento una mano que me toca, me acaricia y me recorre el pecho y el estómago. Me incorporé de golpe, y ahí escucho un "shhh" pidiendo silencio... en la oscuridad del cuarto, reconocí la voz del padre de Kevin. El tipo no dejaba de acariciarme el cuerpo, intentando despertarme pero suavemente. Noté que a Kevin le estaba haciendo lo mismo. Finalmente, Kevin se despertó, quejándose suavemente, pero su padre nuevamente lo calló suavemente. Nos incorporamos en la cama, totalmente desorientados; el tipo nos mira sonriendo, y nos dice: "Chicos, vengan a mi cuarto, hay algo que quiero mostrarles". Tuvo que repetir la frase varias veces hasta que atinamos a obedecerle; como sonámbulos, nos movimos a tientas hasta su habitación, al lado de la nuestra. Una vez que llegamos, me percato de que el hombre estaba totalmente desnudo. No me sorprendió mucho: yo hacía natación, así que estaba muy acostumbrado a ver cuerpos de hombres desnudos. Por otra parte, como mi propio padre dormía desnudo, para mí era habitual que estuviera en bolas.  Por otra parte, estábamos entre hombres, así que había confianza....
-Miren, hay algo que quiero mostrarles- dijo.
-¿Qué, papá?- preguntó Kevin.
-Es algo que tienen que saber.... es muy importante, fundamental diría yo.... y ustedes ya están en edad, y merecen saberlo.
Yo lo miré con mala cara: detesto que me despierten, y más para jugar a los misterios. ¿Qué podía ser tan importante a las 5 de la mañana?
El tipo se apiadó de nuestra cara: "Vamos, chicos, vamos al baño y se lavan la cara". Fuimos, encendimos la luz, y nos apoyamos contra el lavabo. Ahí, por el espejo, pude apreciar por primera vez al padre de Kevin: medía un metro noventa, pesaría unos 100 kilos, era bastante robusto, poco pelo en pecho, casi calvo.... y portaba una pija interesante en proporciones: era muy larga, y de un grueso promedio. Era una buena pieza. cuando nos inclinamos sobre el lavatorio, el hombre se apoyó detrás nuestro, sobre nuestras espaldas, y puso su cabeza entre las nuestras. Claramente, nos estaba apoyando, pero por alguna razón, no me importó. Ya había logrado despertarme la curiosidad.
-¿Listo?- preguntó. Sí, listo. Volvimos a su cuarto.
-Sientense en la cama, por favor- nos dijo.Lo hicimos; él se quedó parado frente nuestro, mirándonos sin dejar de sonreír.
-¿Y papá? ¿Qué querías mostrar?- preguntó Kevin.
-Ustedes saben, chicos, que el ser humano no viene de un repollo ni de una cigueña- dijo el tipo. Lo miré con fastidio: nunca había creído esa estupidez. El tipo advirtió mi expresión.
-Los bebés nacen de la unión entre un hombre y una mujer.... el hombre planta una semillita, más exactamente, un espermatozoide, en el óvulo de la mujer. Y de ahí se forma el bebé-. "Y dale con las idioteces", pensé yo.
-¿Pero ustedes saben cómo sale ese espermatozoide del hombre?- preguntó. Nos quedamos: la verdad, saber, lo que se dice saber, no sabíamos. Circulaban leyendas por ahí, en el colegio; pero saber en serio, no.
-No- contesté yo, intrigado.
-El hombre mete su pito... digamos, mejor... pija, ¿no?... en la vagina, o concha de la mujer, y al cabo de un rato sale un líquido viscoso, blanco, que es el que tiene los espermatozoides que van hasta el óvulo - explicó.
-Ahhhh...- fue nuestra respuesta.
-Pero no es solo meter la pija; porque el líquido no sale inmediatamente. El hombre tiene que moverse bastante, frotar, por así decir, la pija, para que salgael líquido.... puede llevar bastante tiempo, a veces.
-¿Y cómo es eso?- pregunté. Nunca imaginé que esa pregunta cambiaría mi vida.
-Eso es lo que les iba a mostrar. Es muy importante que ustedes hagan sentir bien a la mujer; es importante que ellas disfruten, y ustedes también. Para eso, se tienen que mover bien, muy bien. Y es lo que les voy a enseñar ahora.
-¿Y por qué ahora?- pregunté.
-Porque ustedes están listos, y merecen saberlo.
-¿Y cómo nos vas a mostrar?- preguntó Kevin. Otra pregunta clave: no había mujeres por ahí.
El padre sonrió aún más. Vagamente, algo presentí. Pero era tan vago todo...
-Yo les voy a enseñar cómo hay que moverse. Simplemente, yo me voy a mover, y ustedes van a prestar mucha atención. Yo me voy a frotar y ustedes van a sentir todo.... es decir... van a ver qué es lo que sienten las mujeres.
Nos quedamos mirando, sin entender del todo. El tipo resopló: pensó que iba a ser más fácil, seguro.
-Digamos que ustedes van a sentir lo que sienten las mujeres.... así, si prestan atención, van a ver con qué movimientos disfrutan más, y con cuales no. Yo me muevo; ustedes sienten. Cuando ustedes sientan placer, fijense cómo me estoy moviendo yo; y cuando no les guste.... bueno, eso no va a pasar, peor si es así, igual presten atención.
-¿Y cómo sabés que nos va a gustar?- preguntó Kevin.
-A todos les gusta cómo lo hago yo- dijo el tipo, presumido. -¿Entienden? Ustedes van a hacer de cuenta que son mujeres.... presten mucha atención, por que les va a servir a después.
-¿o sea, vos vas a hacer el hombre?- preguntó Kevin.
-Sí, yo soy el hombre, y ustedes va a hacer de cuenta que son mujeres... voy a empezar con vos, hijo, después le muestro a Jorge. Jorge, vos mirá igual ahora.
-¿Y cómo vas a hacer?- preguntó Kevin. Yo miré para otro lado: ya había entendido.... tampoco tenía tantos agujeros, ¿no?
-Por el culo - respondió el tipo, seco- No es lo mismo, pero se parece. Duele un poco más.... pero yo los voy a cuidar. Dale, Kevin, sacate la ropa.
Kevin dudó. No parecía haber entendido mucho. El tipo empezó a impacientarse. Suavemente, pero con determinación, le sacó la remera; lo manoseó en el pecho, le dio un lenguetazo en la boca, y comenzó a bajarle los pantalones. Kevin se frenó: paró, un segundo, y se bajó todo. Ya sabía lo que le tocaba.
El padre empezó a besarlo desaforadamente en la boca, mientras le tocaba todo: la pija, los huevos, el culo. Sobre todo el culo; se lo había agarrado con las dos manazas que tenía, y no paraba de restregar las nalgas entre sí. Kevin, simplemente, se dejaba: estaba aprendiendo.
El tipo le dio un último beso larguísimo en la boca a su hijo, y después lo dio vuelta; lo puso de frente a l cama, y suavemente, lo empujó hasta quedar acostado boca abajo. El tipo se paró una última vez, mirándome, asegurándose de que yo aprendiera. Vi que tenía la pija totalmente parada y dura: me dio un poco de miedo por Kevin, ¿sería capaz...?
El tipo agarró un frasco negro; sacó un poco de líquido, y se lo untó en la pija. Luego, se tomó la base con las dos manos, la endureció más todavía, y acercó sus caderas hasta el culo de Kevin. La punta hizo contacto contra las nalgas. El tipo paró, respiró dos veces profundo, y empezó a empujar el pene dentro de Kevin.
El chico pegó un grito desgarrador; instintivamente, lo callamos, temerosos de que los vecinos lo escucharan. Vi miedo en la cara del padre; claramente, esto estaba mal... pero en seguida se relajó.
-Kevin, por favor, no grites tanto. Si te duele, decí "te quiero papá", bajito, y yo voy  parar. Te voy a cuidar hijo. Te amo. Voy a ir despacito, te lo prometo.  Jorge, para vos también, cuando sea tu turno..
Asentí, con miedo. Debía doler.
-Te quiero papá, te quiero papá, te quiero papá, te ... quiero... papáaaa.... ahhh, ahhhh, ohhh.
Vi que había entrado casi toda: Kevin estaba haciendo un esfuerzo increíble para no gritar: efectivamente, quería mucho a su padre. El tipo dio un último empujón, y entró toda; peor para mi sorpresa, se dejó caer totalmente encima de Kevin. El grito que dio el pobre se ahogó en la manta: su padre pesaba más del doble, lo estaba ensartando como un pollo, y encima se estaba apoyando sobre él. Terrible.... y muy excientante también.
El padre empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás. Viéndolo, pensé que se trataba de un lápiz sacándose punta. Empezó despacio, respetando las respiraciones de Kevin.
-¿Qué sentís?- le preguntó, casi con aire científico.
-Me... duele... pero me gusta.... sobre todo, cuando avanzás.
-Perfecto; mirá al espejo como hago. Ahí, hijo, miráte. Así, eso... ah, ah ahhhh, oh sí... ahhh.... ¡te gusta?
-Sí, ppá sí.... ay, papá.... más papá.... ah, ah. ¿eso sienten las mujeres?- alncanzó a preguntar Kevin, en medio de su delirio.
-Sí, eso.... pero yo lo hago muy bien... y a vos te lo hago perfecto... sos mi hijo... te amo, lo que más quiero... aprendém aprendé... y gozá, sí síiiiiiii
Pensé que al tipo ya no le importaba tanto el aprendizaje, peor no me importó: yo estaba en el séptimo cielo, viendolos coger. No pensaba en anda. Simplemente, mi pija, dura como una roca, quería imitar a la del papá de Kevin; tenía ganas de sentirme como un hombre...y sin embargo, antes me esperaba la "mujer". Pensé que Kevin no era una mujer: ciertamente se la estaban metiendo, y de lo lindo, pero no se veía femenino. Parecía más bien como el compañero que le hacía la gauchada al otro... en este caso, su padre. ¡Qué envidia!
-Ahh, ahh, ohh, sí, sí, papá, sí sí, hijo, ay, más, más, dale, ¿te gusta? ¿Así? ¿Más, ay, no, sí, aprnedé, Kevin, sí, papá, que no se te olvidé, no, ppá... sí, papá, sí , papáaa, ay, papáaa, papáaaa, papáaaaaaaaaa.
El padre ya estaba desaforado; se movía como un poseso. Me asusté, vi que su cara se endurecía y perdía la vista sobre el cuello de su hijo. Kevin estaba en un grito prolongado, olvidándose de los vecinos.....estaba babeando sobre la cama, loco de placer.
Finalmente, el tipo aceleró más todavía: fue rapídisimo, y de golpe, avanzó mucho más todavía adentro de Kevin; se quedó duro un segundo, y se desplomó sobre su hijo. Kevin ni se quejó: estaba en el paraíso.
pasó un minuto, más o menos, y el tipo empezó rápido a retroceder; sujetándole las nalgas, sacó su pija de adentro; estaba un poquitín sucia con caca.
-No importa, Kevin, estas cosas pasan.... la próxima, nos lavamos bien antes. Voy a lavarme bien, y después le muestro a Jorge. ¿Te gustó hijo?
-Mucho, pa. fue lo mejor.
-¿Y a vos Jorge?
-Uf... me da miedo el principio, pero.... quiero ya ser un hombre- dije.
-Después de que te muestre a vos, vas a practicar con Kevin. Kevin, sé bueno, deja que Jorge experimente antes, ¿sí?
-Bueno, pa. ¿pero yo voy a poder después?
-Sí, obvio. Con Jorge, o algún otro compañerito que consigamos. Esperenme acá, chicos.... ya vuelvo- dijo sonriendo.
Salió hacia el baño. Kevin y no nos miramos, sonriendo. Éramos los preferidos, los que sabíamos antes que todos. Teníamos al mejor maestro....y lo íbamo a seguir teniendo.
La próxima, les cuento como el padre me enseñó cómo moverme. Hasta entonces.

Nuevamente, los invito a comentar, sugerir, criticar, aportar, y contar sus propias experiencias o fantasías. Gracias.

martes, 22 de febrero de 2011

Debate: Roles de cada uno

Usualmente, cuando se habla del incesto entre padre e hijo, se supone que el padre es activo y el hijo pasivo. No solo analmente; en el sexo oral, lo más común es ver que es el hijo el que se la chupa al padre; lo mismo en masturbaciones; el hijo masturba más al padre que al revés, y así sucesivamente. Entonces, se puede decir que en el imaginario, el padre ocupa un rol dominante para con el hijo.
En mi caso también es así, aunque no solamente; lo más común es que al imaginarme cosas entre padre e hyijo, le dé un rol "activo", "dominante", "de liderazgo", "de iniciativa", etc., al padre. A veces imagino lo inverso, claro; el hijo penetra al padre, este se la chupa.... pero lo más común es que sea de padre a hijo.
¿Por qué será esta distribución? ¿Por qué tendemos a imaginar así? ¿Por qué la pornografía también nos cuenta esto? Voy a exponer las razones por las que creo que pasa esto. Luego, invitaré a que ustedes lo hagan, y armemos debate, intercambio, sobre este tema.
1) El padre tiene más experiencia. Elemental; al menos, cogió una vez más que el hijo; la necesaria para procrearlo. Es posible entonces que prefiera penetrar al hijo valiéndose de esta experiencia, de este mejor saber. "Te voy a enseñar cómo se hace". "Te muestro qué sienten las mujeres", "así hay que moverse", "yo sé más que vos", etc. Lo mismo para el sexo oral y otras prácticas. Probablemente, el padre detente un mayor saber que le haga preferir ser activo.
2) El padre tuvo un pasado hetero. Esto también es importante. Cogió con por lo menos una mujer (la madre del hijo). Y probablemente con más. Es decir, dado que en las relaciones hetero, la inmensa mayoría de las veces es el hombre quien penetra, el padre tiene esta experiencia de ser el penetrante. Él la mete, él la pone, él se mueve. Además, es lo que enseña la sociedad; el nene mete en la nena, blablabla. El padre entonces se formó así; penetrando. Por eso, tiene más ganas (y más poder, más experiencia, etc.), para querer seguir penetrando. El hijo, en cambio, capaz sea virgen, y probablemente solo haya sido gay; está tal vez más mentalizado para ser pasivo. Por eso suele ser pasivo.
3) El padre es más grande, y por ende, más conservador. Ya lo sabemos, más grande se vuelve uno, menos quiere innovar. Para un hombre que tuvo un pasado hetero, innovar implica ser penetrado. Hay prejuicios; que duele, que sangra, que te afeminas, que no podés sentarte. Claro que hay que probar para desmitificar; pero los mayores suelen no querer desmitificar.
4) Se piensa que ser activo es "proteger" al pasivo. Para mí no necesariamente, pero he escuchado varias veces eso de otras personas. Lógicamente, el padre tiende a proteger a lhijo. Se cuida, lo cuida, lo dilata, le explica, le enseña, le muestra. Primero le muestra él, luego en todo caso lo deja probar. No lo expone a una mala primera vez (la mía como activo fue bastante mala, debo decir.... por suerte, mejoré).
5) El padre debe "dar", "proveer". sino, escuchemos la mentada frase, "llevar un plato de comida a la casa". Los tiempos cambian, pero se sigue esperando que sea el hombre el que aporte el sustento. "Dar", claro, no es solo económico; es dar consejos, es brindar experiencia, es dar castigos, es dar rumbos... lo que se supone que haga un padre. Y "dar", sexualmente hablando, también es penetrar; es dar semen (dar vida, en clave cristiana), es dar movimiento, es dar placer.... pensemos en las frases sexuales "dar masa", "dar murra", "dar para que tenga, guarde y archive".
6) Por ser proveedor, el padre tiene derecho a tener placer. Sino, veamos a esas madres que se ponen a plena disposición dle hombre cuando este llega de trabajar. "Hijos, no molestemos a papá", "callense, que papa duerme", "Servile sopa a tu padre", etc. Tal vez, en el incesto, el padre, que ha dado educación, comida, salud, vivienda, y demás al hijo, quiera que se le "recompense" con placer.... y entiende que lo placentero (por todas las razones anteriores) es penetrar.

Hasta aquí yo. ¿Ustedes que piensan? ¿Creen que tengo razón, me equivoco? ¿Es así en sus casos? ¿Les gustan los roles que asumen? ¿Quisieran cambiarlos? ¿Cómo deciden?
Dejo además una invitación; abramonos a otros roles. Hijos, convenzamos a nuestros padres de que entreguen el culo. Padres, ábranse a sus hijos. sigan penetrándonos como ustedes saben; pero dejen que, algunas veces, nosotros les demostemos nuestro amor y nuestra experiencia metiéndosela.
Espero feedback! Saludos.

lunes, 21 de febrero de 2011

Del por qué de este blog

Hola, me llamo Jorge Díaz, tengo 23 años, soy estudiante universitario. Me considero una persona lo que se dice "normal": me va bien en la carrera, me gusta viajar, tengo amigos y amigas, me llevo bien con mi familia, tengo los trabajos que se supone que son aceptables para alguien de mi edad, tengo un novio con el que me llevo muy bien (en todo sentido).... en fin, la vida más o menos habitual de toda persona.
Peeeeeero, (y siempre hay un pero), debo confesar que tengo una fantasía bastante extraña. Voy a contar cómo empezó: a los 11 años, en la escuela, escuché como un compañero le decía a otro "Porque vos masturbaste a tu papá, y él te cogió". Fuerte el insulto, para edad tan temprana. En su momento, no le di importancia.... pero unos meses más tarde, la primera vez que me masturbé.... ¡sorpresa! Me imaginé efectivamente al padre de mi compañero haciéndole el amor.... a su propio hijo. Desde ese momento, la idea de un padre teniendo sexo con su hijo me ha calentado y excitado sobremanera. Repito: no es que me condicione la vida, pero.... me gusta y me atrae.
Tanto es así que he llegado a tener fantasías con mi propio padre, con quien, como casi todo homosexual, tengo una relación que no es muy buena, aunque tampoco tan desastrosa... En fin, la cuestión es que el tema del incesto entre padre e hijo me gusta demasiado. Lo he charlado con mi terapeuta, le hemos encontrado explicaciones psicoanalíticas, hemos trabajado el tema. Esto lo digo para que no se piense que soy un maniático sexual descontrolado por ahí. Simplemente tengo una fantasía curiosa, poco común.
También quiero aclarar que yo de ninguna manera avalo ni promuevo el abuso infantil. Cuando hablo de fantasías entre padre e hijo, hablo de un hijo maduro, con capacidad de decidir sobre su sexualidad, y de un padre que respeta, cuida y comprende a su hijo. Obviamente hay una diferencia de edad, y de experiencia. Pero a mí no me excita para nada el tema de una violación, o de la pornografía infantil. Hablo de dos personas maduras, que se quieren (o no) pero tienen sexo como lo tendrían con cualquier otra. El tema de la edad para la madurez, por supuesto, es muy personal.... habrá quienes la alcancen a los 18 años, otras a los 20, otros a los 16.... es claro que nadie a los 11 puede decidir cabalmente y con información....y menos en algo tan complicado como tener sexo con el padre.
Cambiando de tema, debo decir que he leído muchos relatos, y he visto mucha pornografía al respecto. Y me he decepcionado bastante: en primer lugar, más del 90% de esta pornografia está en inglés (¿serán los gringos más incestuosos?). Y por otra parte, la mayoría está producida por estudios de filmación.... cuyos modelos, obviamente, no son padre e hijo entre sí. La mayoría de las veces ni se parecen. Otros videos o fotos son de personas que juegan a ser padre e hijo.... está todo bien con jugar a serlo (yo lo he hecho), pero no es lo que queremos ver los interesados en el tema. ¿Cierto?
Por eso este blog que creo para todos nosotros, que se llama "propahi": "Pro" "pa"dre e "hi"jo. Sin obligar a nadie... pero sin que nadie que quiera se quede con las ganas. En este blog, subiré debates, contaré en forma literaria mis fantasías (y si me entero de algún hecho real, también por supuesto). Y la invitación queda hecha: suban ustedes sus experiencias, sus fantasías, sus deseos, lo que piensan sobre el tema, contesten mis debates, propongan otros.... hagan conmigo este blog. 
Por respeto entre todos nosotros, adjunto las reglas que seguiremos:
1) Si te parece que el tema del incesto entre padre e hijo es inmoral, aberrante, no te gusta, antisocial, esquizoide o cualquier cosa por el estilo, no lo digas acá. Si querés armá un blog aparte. Pero acá no. ¿Por qué? Primero porque no vamos a cambiar de opinión por lo que digas, así tampoco como vos lo vas a hacer. Segundo, porque acá hay gente que tiene cosas muy íntimas que contar, muy profundas, en algunos casos muy dolorosas, porque es un tema muy tabú....y necesita que se los escuche, no que se los juzgue.
2) Acá no promovemos la pornografía infantil. No subas relatos que involucren a niños, ni fotos ni videos de menores de 18. Porque no es legal, y porque no está bien. Si vas a contar algo con tu hijo de 16, por ejemplo, no des el nombre completo para proteger su identidad.
3) No subas relatos o fantasías con mujeres, por favor. Aunque sea increíble, me ha pasado de hablar, en chat gays, del tema del incesto, y preguntar para que me respondan "sí, me cogí a mi hermana". Por favor, solo entre hombres, y familiares entre sí (puede ser con abuelos tíos, hermanos.... pero mejor, entre padre e hijo. Primos no, ya hay muchos, jeje).
4) Queda prohibido discriminar u ofender a nadie por razones económicas, raciales, sociales, etc.
5) Si podés, aclará si se trata de historias reales o fantasías.
En breve subiré mis relatos de fantasías. Hasta tanto, saludos y empiecen a compartir.
Con cariño,
Jorge.