viernes, 25 de julio de 2014

Apología de la entrega del culo

Esta reflexión es complementaria de la serie de relatos "Pajea a tu padre". No es una continuación de la historia, sino más bien una reflexión a partir de la misma. De lo fascinante que me resulta el acto de entregarse nada más y nada menos que a quien te quiere como solo un padre puede querer.

¿Duele? Sí, más o menos. Depende, en verdad. La primera vez dolió bastante, considerando que encima la pija de mi padre es corta pero bastante ancha, y que en temas del culo es el grosor más que el largo lo que importa. Luego, la mayoría de las veces, las que conté acá, no. Cuando duele, generalmente es por mala postura o falta de relajación, cosas subsanables en el mismo momento. Por otra parte, mi viejo sabe dilatarme bien, es respetuoso, y no coge casi nunca fuerte, así que no hemos tenido mayores problemas. El dolor (excusa universal para no entregar el culo) tiene más que ver con cuestiones psicológicas, y a eso le quiero dedicar el resto del tema.

¿Por qué mi culo y no el suyo? Más allá de que en lo personal soy versátil (hay varios posts en el blog al respecto, y con mi viejo el relato "Negociaciones" describe este proceso de dejarse penetrar por mí) el tema de quién pone el culo (para que el otro ponga la pija) suele ser arduo entre los padres y los hijos. Normalmente el conflicto aparece cuando el sexo ya es relativamente estable (las famosas 10 primeras veces de cualquier pareja), y el hijo quiere probar lo mismo que el padre. Me gusta pensar en términos más bien de quien pone el culo, quién es penetrado, antes que en el clásico quién penetra a quien. Es lo mismo, pero no. Que un hijo (hablo en general ahora) se deje coger por su padre es maravilloso: es abrirle camino a la experiencia y madurez del padre, dejarse abrazar en un abrazo protector, recibir ese impulso fuerte, más fuerte que las convenciones sociales que lo prohiben (y permiten cosas mucho peores como asesinatos y violencia). Que tu viejo te coja tiene la fuerza que solo puede dar el deseo más puro, ese que trasciende todas las barreras y tabúes; no es un polvo más, quien te está penetrando lo está haciendo con tantas ganas que decidió vencer sus prejuicios, y arriesgarse a quererte en privado, siempre, a oscuras, sin jamás la chance de blanquearlo o hacerlo público. Desde luego que entregar el culo como hijo no es neutral en esa situación, no es dejarse penetrar por cualquiera, también implica un esfuerzo emocional muy grande: pero la voluntad del padre ejerce algo tan fuerte que bien vale la pena seguir siendo pasivo con él, por más que se pueda rotar a veces. Mi viejo y yo jamás cogimos a desgano, cual matrimonio de casados. A lo sumo, si no tenemos ganas, hacemos actividades "normales padre-hijo", pero no tendríamos jamás sexo por costumbre o rutina. Cuando me quiere penetrar, sé que lo desea tanto, que casi que dilato solo xD.

Feminización, abuso y dinámica de la pareja: otro tema recurrente en los dúos padre-hijo. La respuesta es, como casi siempre, depende. Ni a mi viejo ni a mí nos gusta "feminizar", es decir, la lencería femenina (ni la masculina, ya que estamos, nos gusta la desnudez absoluta), tratarnos de "puta" o en femenino, etc. Desde luego, cada padre con su hijo es un mundo, eso puede gustar, y si es consensuado, adelante. No tiene por qué ser así siempre, y que tu viejo te coja no tiene nada que ver con ser masculino o femenino. Tampoco, como en muchos relatos que pululan por la web, tenés, como hijo pasivo, que ser "el ama de casa esclava". Salvo, por supuesto, que te guste ese papel y vaya con tu viejo, pero eso es una posibilidad, no una obligación. Yo visito a mi viejo dos veces por semana, en las que me quedo en su casa, y contribuyo a sus tareas domésticas de manera normal, asumiendo que es su casa y que hay cosas que le gusta encargarse él. Puedo lavar los platos o cocinar, como puede hacerlo él, como los dos o ninguno. A mí me gusta lavar los platos, y por eso él más bien cocina, pero eso, nuevamente, no tiene que ver conque luego de la cena me coja hasta lo más profundo.

¿Amor, exclusividad, sexo casual, una sola vez? Gran tema. Hay padres e hijos que se aman y viven como un matrimonio. Otros disfrutan un buen rato juntos, cogiendo como también podrían jugar a la play, ir al cine o salir a correr al parque. Hay padres e hijos que probaron, no les gustó estar con otro hombre o bien no les gustó estar entre sí porque no hubo química, y cada cual por su lado. Hay padres e hijos que solo están entre sí, otros con más gente. Mi viejo y yo somos del segundo tipo, más bien. Cogemos porque nos encanta y es una muy buena forma de expresar un amor que nos tenemos, fuerte, pero no enceguecedor. Si lo visito dos veces por semana y hacemos escapadas en fines de semana es porque cogemos tan bien que es una pena no aprovecharlo, pero no porque lo ame como pareja (si no, viviría con él, asumo). Somos "familia con derechos", una combinación potente pero que no cierra las puertas. Él a veces está con mujeres, que tienen especificidades que yo obviamente no tengo, y yo a veces estoy con otros chicos. Mi viejo y yo somos mejores amigos y cogemos bárbaro, pero eso no nos cierra la posibilidad de enamorarnos de otras personas, y hasta de dejar de hacerlo si se da el caso. Nuevamente contra los relatos que hay en Internet, coger con tu viejo no equivale a solo hacerlo con él, ni a dejar que te cojan todos sus amigos. Mi viejo tiene un solo amigo gay, que no sabe nada de lo nuestro, y con quien nadie tiene interés sexual.

¿Cómo no delatarse? Este más bien es un miedo de los padres. Se puede tener una relación filial gay y pasar desapercibido, incluso en las cosas más evidentes. Nadie ve mal que un padre y un hijo acampen o se vayan de viaje algunos días al año. La carpa, claramente, deberá estar alejada de otras carpas, y si se para en hotel, se pedirán camas separadas, se cogerá y dormirá en una sola, y se desacomodarán las sábanas de la otra para que nadie sospeche. Es relativamente fácil masturbarse en un auto, si se para a la vera de un camino y se presta atención a quién viene. Quedarse una noche en casa de tu viejo es fácil, hasta se puede decir que uno está ahí, y jamás nadie sospechará. Si estás en una relación sentimental seria, se puede convivir, y cuando la tía indiscreta pregunte porque el muchacho grande no se muda solo, se aducen los clásicos problemas económicos, la dificultad de conseguir vivienda, etc. Ir a un hotel alojamiento puede ser complicado porque pueden pedir documentos; pero es posible hacerlo también si no disponés de lugar. En verdad, la gente está tan poco preparada para el incesto gay, que incluso yo he visto padres con hijos en situaciones complicadas en la vía pública, y nadie se mosqueó. Complicadas como el padre apoyándole la mano en el culo al hijo, abrazos más largos o íntimos que lo habitual, incluso frases verbales cuasi explícitas. La persecución es más interna que externa, y con esto no quiero decir que esté aceptado socialmente, sino que en verdad, nadie presta atención; no entra en sus cabezas, no lo ven.

Seguiría, pero justamente mi padre está entrando en la casa, viene de trabajar. Asumo que veremos tele, cenaremos, nos bañaremos, y tras calentarnos con algún buen video porno, iremos a la cama y cogeremos como posesos. En honor de este post, hoy el culo lo pongo yo, y vaya si con ganas.

Hasta la próxima.




3 comentarios:

  1. Ojala actualices más tu blog porque me siento totalmente identificado con lo que cuentas.

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  2. Ey, podrías hacer un posts sobre fantasías de famosos garchando con sus viejos. Ya se q es muy pajero, pero bueh.

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  3. yo hubiese querido que mi padre me dijera eso y mas, siempre me gustaba verlo en calzoncillos porque se le notaba un gran paquete, el es alto blanco muy velludo, siempre que podia olia su ropa intima el olor a orin sudor y otros ( ahora se que era semen) me ponian a mil. una vez estaba viendo tv en la noche y me le acerque y le toque su pene por encima del calzoncillo no me dijo nada entonces le meti la amno dentro y le saque el pene flacido aun asi era grande con unos huevos enormes y peludos, se la acaricie le subia y bajaba el prepucio buen rato no dijo nada, lo buscaba para tocarlo y verlo desnudo nunca me dijo nada ni me tocaba, ami me hubiera gustado mamarsela y que me cogiera

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